REPORTAJE
Paciencia y reinvención
El Movimiento 15-M en la Comunidad encara una nueva etapa tras las elecciones con la necesidad de optimizar su estructura
ROSA BIOT / PABLO FERRI - Alicante / Valencia - 24/05/2011
Cada día en la plaza supone un reto para el Movimiento 15-M. En Valencia, las comisiones buscan un formato que mejore su efectividad a la espera de que las universidades aparezcan. Ayer, los coordinadores contactaron con la Universitat de València y la Politécnica para que aporten sus conocimientos al movimiento. Mientras, las asambleas continúan y miles de ciudadanos volvieron a la plaza de nuevo una vez pasadas las elecciones. Por la mañana, unos 200 protestaron en la puerta de la Bolsa.
Por la mañana, un grupo de chavales comentaba los resultados. "Es que hace falta una reforma electoral. El PP, que ha perdido miles de votos, ha ganado un escaño", apuntaba Pozu, uno de ellos. Pero el debate se perdía, se ramificaba.
La concentración empieza a rumiar que algo debe cambiar, que la estructura de comisiones del movimiento debe adaptarse a las reivindicaciones y propuestas más que a las quejas y que la asamblea no puede funcionar como una sesión de micrófono abierto, por disfuncional. El domingo por la noche, algunos corros trataban el mismo asunto: la asamblea resulta inmanejable. Demasiado larga, demasiada gente con demasiadas ideas. Se lanzaron propuestas como dividir la asamblea por bloques temáticos o hacer más de una al día e incluso se acordó poner en marcha un taller de democracia horizontal para agilizar debates y reuniones. Ayer ya se probaron algunas cosas.
"La gente está muy concienciada", defendía ayer Andrea, socióloga, "lo único que nos hace falta es saber encontrar el mecanismo para que esto funcione", explicaba. Andrea integra la comisión de Análisis y Acción Social, cuya tarea principal es buscar el pulso a la acampada, rescatar las reivindicaciones básicas a base de encuestas. "Los que están desde el principio", apuntaba, "igual ven que no se avanza a la velocidad que pensaban, pero es que el movimiento es muy joven, apenas una semana, y está configurando su identidad", concretaba, "hay que tener paciencia".
En Alicante, la plaza de la Montañeta estaba ayer tranquila, aunque sigue llena de público y con los símbolos y lemas que han caracterizado la acampada en los últimos días. En los rostros de los presentes se refleja el cansancio, pero también la determinación de seguir. "Que la gente venga significa que nos une algo, pero la estructura tiene que rodarse", resumía claramente Víctor Hernández, un mapuche de 62 años que lleva toda la semana secundando la reivindicación. "Todas las comisiones están trabajando, el reto es llegar a un acuerdo final", agrega. "Tenemos que concentrarnos y recordar lo primero por lo que se lucha, que es la justicia. Lo vamos a conseguir", apostillaba Teresa, una indignada de San Juan, optimista.
Cada día en la plaza supone un reto para el Movimiento 15-M. En Valencia, las comisiones buscan un formato que mejore su efectividad a la espera de que las universidades aparezcan. Ayer, los coordinadores contactaron con la Universitat de València y la Politécnica para que aporten sus conocimientos al movimiento. Mientras, las asambleas continúan y miles de ciudadanos volvieron a la plaza de nuevo una vez pasadas las elecciones. Por la mañana, unos 200 protestaron en la puerta de la Bolsa.
Por la mañana, un grupo de chavales comentaba los resultados. "Es que hace falta una reforma electoral. El PP, que ha perdido miles de votos, ha ganado un escaño", apuntaba Pozu, uno de ellos. Pero el debate se perdía, se ramificaba.
La concentración empieza a rumiar que algo debe cambiar, que la estructura de comisiones del movimiento debe adaptarse a las reivindicaciones y propuestas más que a las quejas y que la asamblea no puede funcionar como una sesión de micrófono abierto, por disfuncional. El domingo por la noche, algunos corros trataban el mismo asunto: la asamblea resulta inmanejable. Demasiado larga, demasiada gente con demasiadas ideas. Se lanzaron propuestas como dividir la asamblea por bloques temáticos o hacer más de una al día e incluso se acordó poner en marcha un taller de democracia horizontal para agilizar debates y reuniones. Ayer ya se probaron algunas cosas.
"La gente está muy concienciada", defendía ayer Andrea, socióloga, "lo único que nos hace falta es saber encontrar el mecanismo para que esto funcione", explicaba. Andrea integra la comisión de Análisis y Acción Social, cuya tarea principal es buscar el pulso a la acampada, rescatar las reivindicaciones básicas a base de encuestas. "Los que están desde el principio", apuntaba, "igual ven que no se avanza a la velocidad que pensaban, pero es que el movimiento es muy joven, apenas una semana, y está configurando su identidad", concretaba, "hay que tener paciencia".
En Alicante, la plaza de la Montañeta estaba ayer tranquila, aunque sigue llena de público y con los símbolos y lemas que han caracterizado la acampada en los últimos días. En los rostros de los presentes se refleja el cansancio, pero también la determinación de seguir. "Que la gente venga significa que nos une algo, pero la estructura tiene que rodarse", resumía claramente Víctor Hernández, un mapuche de 62 años que lleva toda la semana secundando la reivindicación. "Todas las comisiones están trabajando, el reto es llegar a un acuerdo final", agrega. "Tenemos que concentrarnos y recordar lo primero por lo que se lucha, que es la justicia. Lo vamos a conseguir", apostillaba Teresa, una indignada de San Juan, optimista.
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