Sonrisas de Bombay

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Tecnología, Empleo y Capitalismo

Tecnología, Empleo y Capitalismo

La tesis que os voy a exponer es la siguiente. El capitalismo, mientras se desarrolla, fomenta a su vez el desarrollo de la tecnología. Pero esta misma tecnología, a su vez, mina el fundamento del capitalismo, y terminará por ser la clave de su derrota.
Imaginad una sociedad en la que el trabajo humano necesario para que todos lleváramos una vida cómoda fuera muy reducido. Podemos pedir más aún: que no fuera preciso que nadie realizara ningún trabajo desagradable, aburrido, alienante. Mientras la naturaleza humana sea reconocible, siempre serán necesarios maestros, médicos, científicos, artistas, ingenieros… trabajos que ayudan a realizarnos como personas. Pero imaginad que ya no hicieran falta cajeros en los supermercados, mineros, estibadores, reponedores, teleoperadores, camareros o camioneros. ¿Cómo podría eso ser posible? Pues es sencillo: gracias a la tecnología. No hay trabajo desagradable, aburrido o alienante que no pueda ser, algún día, realizado por las máquinas.
En esa sociedad, ¿podría operar el capitalismo? Quiero mostraros que no.
Quizás sea necesario precisar antes: ¿qué es el capitalismo? Se trata de un sistema de organización social de la economía en la que la población se divide en dos grandes grupos. Los capitalistas son dueños de los medios de producción: fábricas, granjas, tiendas, etc. El resto, los trabajadores, deben vender su fuerza de trabajo para vivir. Si alguien carece de medios de producción y no trabaja… pues no come. Pero es que en esta sociedad que os cuento… ¡no hay empleo para todos!
Si cada fábrica de queso sólo necesita de un ingeniero, cada supermercado sólo precisa un gestor… ¿en qué trabajará la gente? Y, si no trabajan, hemos dicho que no comen… Luego el sistema capitalista no puede sostenerse. O, en rigor, podría hacerlo si todos fuéramos dueños de los medios de producción, es decir: si no hubiera trabajadores. Pero es que, entonces, el sistema ya no se puede llamar capitalista.
Los capitalistas, desde que el capitalismo existe, han apoyado siempre la búsqueda tecnológica de alternativas al trabajo humano. La razón es simple. Si una máquina cuesta 100.000 € y puede hacer el trabajo de 10 trabajadores, se amortiza en un año. Eso permite una bajada de los precios, o una subida de los beneficios, según convenga. La competencia entre los capitalistas, de esta manera, hace al capitalismo cavar su propia tumba.
¿Realmente es el empleo lo que buscamos? No. Buscamos llevar una vida buena. Tener las necesidades básicas cubiertas, y un par de las que no son tan básicas. Sentirnos útiles ante la sociedad. El capitalismo ha sido una etapa para alcanzar ese fin, una etapa que ha costado mucho sufrimiento y sangre a la humanidad. Igual que el Imperio Romano también costó sufrimiento y sangre. Y ambos nos han dejado cosas buenas.
El capitalismo está tocando techo. Desde los años 70, la tasa de beneficios de la producción capitalista ha caído de manera continua, debido a la mejora tecnológica y a la globalización. Por ello, la búsqueda de beneficios se ha salido de los cauces ordinarios, los capitalistas se están volviendo cada vez más agresivos. El capitalismo muere, pero muere matando. Antes creaba, y realizaba un reparto desigual. Como ya no crea nada, pretende quitarnos a nosotros lo que tenemos: el estado del bienestar, para mantener de manera artificial su tasa de beneficios unas décadas más.
Daos cuenta de una cosa importante: la crisis del capitalismo no se debe a que seamos más pobres, sino exactamente al revés. Somos más ricos. Tan ricos que no necesitamos el capitalismo.
Las ideas, obviamente, no son mías. Están implícitas en los textos de Marx, sobre todo en El Capital y los Grundrisse. Quien las expuso con más claridad fue Gerald Cohen en La teoría marxista de la historia.

 

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