viernes 8 de julio de 2011
Tomándonos por idiotas
http://larepublicaheterodoxa.blogspot.com/
Desde hace muchos meses Mariano Rajoy y el Partido Popular en bloque se han dedicado a contar fábulas sobre la futura salida de la crisis que lideraría un gobierno suyo. En base a nada y contando idioteces y banalidades sobre la confianza y la gestión y muchas otras palabras vacías de contenido y sin el mínimo rigor, estos señores quieren vender que cuando gobiernen el país saldrá de la crisis.
¿Con qué medidas? Nadie las sabe. No hay medidas y las pocas cosas que han dicho son un verdadero disparate que no hay por donde cogerlo. Quieren bajar impuestos, volver a dar deducciones fiscales y mantener el estado del bienestar y, con todo eso, bajar el déficit. Y cuando se les dice que los números no salen ellos dicen que sí salen porque ellos dinamizarán la economía con las medidas esas que no dicen ni tienen.
Esta cuadratura del círculo se vende sin ningún rubor a la opinión pública, que bien por la necesidad de tonificarse con esa ilusión bien por el machacón altavoz que les otorga sus medios afines y que parece convertir la mentira en verdad, parece que la está comprando.
Pero en el otro lado de la trinchera política virtual también se está llegando a situaciones tan esperpénticas como esas. Ahora resulta que el candidato Rubalcaba también tiene medidas para salir de la crisis, que tampoco dice como el otro y que curiosamente parece que no debe haber dicho en los consejos de ministros porque no se están aplicando. Para acabar el chiste los políticos del PP le critican con ironía por decir que tiene medidas cuando no las dice ni las aplica, cuando es exactamente lo mismo que están haciendo ellos.
Por otro lado estamos asistiendo a un cambio de chaqueta vergonzante en aras de ganar a la opinión pública de izquierdas. Después de que los presidentes de los principales bancos del país hayan sido prácticamente consejeros del presidente Zapatero, después de los planes de ayuda, las benignas leyes aplicadas a la banca, de la publicidad que le ha hecho el gobierno a nuestro sistema financiero diciendo que era de los más saneados del mundo, etc. Ahora nos despertamos con que los bancos son unos de los principales responsables de la crisis y comenzamos una batalla dialéctica sin nada detrás para captar votos entre los ciudadanos adecuadamente indignados.
Alguna cosa más hemos visto: El presidente Zapatero diciendo que ha apoyado en todos los foros internacionales la aplicación de una tasa a las transacciones financieras (cosa que posiblemente sí ha hecho porque Francia la defendía, lo que pasa es que de tanta convicción se ve que al primer rechazo de cualquiera se olvidaba de la tasa y de su defensa), algún ministro diciendo que los directivos de altos salarios deben pagar más impuestos (¿Cuánto tiempo llevamos con esto?)…Todo cosmética y muy poca realidad. Quizá lo único real que hemos visto ha sido el aumento el mínimo inembargable por el impago de una hipoteca, medida parcial pero que mejora lo que hay, que es de lo que se trata.
Vengo avisando hace meses que el PSOE se está acercando peligrosamente al nivel de indignidad dialéctica del PP. No sé si hasta hace nada estaban un poco rezagados simplemente por la responsabilidad a la que les obliga el gobierno, pero una vez segregado el PSOE en un gobierno en funciones que quieren separar de la marca del partido, y un candidato que se convierte en la cara visible de ese partido, parece que han comenzado a usar directamente las mismas armas bochornosas que el adversario.
El PSOE no puede presentarse ahora como un partido izquierdista y defensor de los débiles y de que la factura de la crisis se reparta adecuadamente en función de las posibilidades y responsabilidades de cada uno, después de lo que ha hecho. Que mágicamente se establezca una frontera entre la acción recortadora del gobierno del último año y las nuevas voluntades de equidad y justicia social del partido, y que esta frontera casualmente coincida con la precampaña electoral así como quien no quiere la cosa, es un engaño transparente al ciudadano.
En un país de ciudadanos con una acusada dignidad como votantes estos partidos serían castigados en las urnas por su publicidad engañosa y su demagogia. Pero en España, país donde hasta hace nada se ha votado casi siempre con las vísceras, tengo serias dudas de que sea así.
En cualquier caso tengo esperanza. Los movimientos sociales que rechazan tanto la acción gubernativa como la voluntad de principal partido de la oposición están despertando la conciencia social de la gente y parecen estar sacándonos de este letargo doctrinario al que estábamos sometidos. Deseo ardientemente que los ciudadanos, esta vez, no vayamos a votar a quienes nos chulean y engañan directamente en nuestras narices.
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