http://moviles.gva.es/index.php?option=com_wrapper&Itemid=60
QUIENES dicen que las radiaciones que emiten las antenas de telefonía móvil no son perjudiciales para la salud, que se lo cuenten a esos miles de personas que han visto cambiar sus vidas, por diversas dolencias, a partir de la instalación de uno de estos aparatos cerca de su vivienda.
SI
Por Javier Egea
portavoz de Ecologistas en acción
IDEAL- 13 enero 2002
QUIENES dicen que las radiaciones que emiten las antenas de telefonía móvil no son perjudiciales para la salud, que se lo cuenten a esos miles de personas que han visto cambiar sus vidas, por diversas dolencias, a partir de la instalación de uno de estos aparatos cerca de su vivienda. Se piden evidencias científicas, y lo único que escuchamos es la versión que ofrecen las grandes multinacionales del sector, y se silencian los cientos de estudios que confirman efectos biológicos importantes en los seres vivos sometidos a radiaciones electromagnéticas. Una vez más, como no puede ser menos en una sociedad consumista, se antepone el beneficio económico de los de siempre, a la salud pública. El hecho de colocar antenas en las azoteas pagando mucho dinero a los inquilinos del inmueble, el que se firmaran los contratos deprisa y sin dar mucha información a toda la comunidad y el que estos contratos sean leoninos en sus condiciones a favor de las empresas, nos confirma que no deben ser tan buenas como nos las quieren vender. Recomendamos a todos los vecinos que lean detenidamente el contrato para ver dónde se han metido y estudien el seguro de responsabilidad civil de la empresa, si es que lo hay. El que muchos expertos hagan mediciones y afirmen que están por debajo de lo que marca la ley lo vemos normal, ya que el problema está en la propia ley, que recoge las necesidades de las grandes empresas y se olvida de las recomendaciones que expertos de todo el mundo hicieron en Salzburgo, en junio de 2000, respecto a las densidades de potencia que podrían considerarse el límite para la salud humana. Bastante inferior a lo que marca la legislación.Hoy día hay tecnología como para disminuir la potencia de las antenas y para colocarlas fuera de poblaciones sin que se vea afectado gravemente el servicio. Sólo se trata de una cuestión económica. No podemos asegurar rotundamente que los cánceres que aparecen sean consecuencia directa de las radiaciones de las antenas, pero nadie puede negarlo tampoco. Como los efectos de estas radiaciones aparecerán a medio y largo plazo, no nos parece decente seguir como estamos para, dentro de quince años, lamentarnos por lo que deberíamos de haber hecho. Se impone el principio de precaución que exige, sobre todo en lo que respecta a la salud, que se evite toda situación que pueda suponer un riesgo, aunque las evidencias científicas no sean concluyentes.
--------------------------------------------------------------------------------
NO
Por Diego Pablo Ruiz Padillo
Profesor Titular de Física Aplicada de la Universidad de Granada
IDEAL- 13 enero 2002
LAS antenas de telefonía móvil y los propios teléfonos móviles operan en Europa en frecuencias próximas a los 900 MHz y 1800 MHz, frecuencias incluidas en la banda denominada de radiofrecuencias. Algunos aparatos de uso corriente también emiten energía en bandas de frecuencia próximas a las de los móviles, como el horno microondas, y también las estaciones de TV, radio etc. En estas bandas de frecuencia la radiación electromagnética se denomina no ionizante porque no posee la energía suficiente para extraer electrones de los átomos de la materia. En cambio las radiaciones ionizantes como los rayos X, si que pueden extraer electrones y pueden causar importantes daños en los tejidos vivos. A las frecuencias utilizadas por los teléfonos móviles esta posibilidad es descartable en absoluto, y el efecto biológico más visible de la radiación es el calentamiento de los tejidos. Cierto es que esta radiación puede provocar perturbaciones biológicas a través de otros mecanismos como ondas sonoras, fuerzas ejercidas sobre membranas celulares etc, pero sólo se producen de un modo perceptible a niveles de exposición muy elevados, mucho más que los establecidos por las normas autorizadas en Europa y España. Actualmente la única amenaza identificada se reduce a un calentamiento excesivo de los tejidos, y la posibilidad de encontrar este problema en el caso del teléfono móvil es casi nula. Desde hace varios años se llevan a cabo una cantidad fenomenal de investigaciones sobre la existencia o no de otros efectos biológicos de las radiofrecuencias, aunque sólo una pequeña parte versa sobre los sistemas de impulso modulado con el que trabajan los móviles digitales. Los resultados de los estudios que han superado la necesaria crítica científica no muestran una evidencia de que exista relación entre exposición a radiofrecuencias y cáncer, aunque tampoco pueden descartarlo. Cuando hay una relación fuerte entre un agente y un efecto es fácil de demostrar, como por ejemplo la relación entre cáncer y el tabaco o entre radioactividad y cáncer. Pero es muy difícil demostrar la existencia de alguna relación débil entre cáncer y exposición a un contaminante medioambiental, como podría ser el caso que nos ocupa de la exposición a las radiofrecuencias, entre otras cosas porque la aparición de una enfermedad no depende de una sola y única causa.
Alérgicos al wifi: la generación de la enfermedad invisible
Se llama electrosensiblidad y afecta, según estudios independientes, a una de cada mil personas. Enfermos y expertos alertan de que en pocos años la proliferación de nuevas tecnologías la convertirán en una de las grandes enfermedades del siglo XXI
Día 13/09/2011 - 10.03h
¿Vivimos rodeados de ondas?
Los afectados por el síndrome de electrosensibilidad sufren cada día los efectos de las radiaciones emitidas por elementos comunes en nuestra vida cotidiana. Aquí puedes ver cómo reducirlas
Día 13/09/2011 - 11.28h
Estudios sobre como afectan las ondas a las personas
No hay comentarios:
Publicar un comentario