El profesor Vicenç Navarro considera que incluir un techo de gasto público en la Constitución supondrá reducir el Estado del Bienestar. Por eso, el pasado martes, el mismo día que Zapatero y Rajoy anunciaban que estaban de acuerdo en modificar la Carta Magna, creó una petición en Internet para exigir que esta reforma se votara en referéndum. Su propuesta, colgada en la web Actuable.es, ha sumado ya el respaldo demás de 125.000 ciudadanos. El catedrático de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona cree que la propuesta de PSOE y PP es “un suicidio económico” porque deja al Estado sin política fiscal, y advierte de que es muy difícil salir de la crisis económica “sin un aumento notable del gasto público”.
¿Por qué se decidió a crear esta propuesta?
La idea surgió de la necesidad de que se hiciera un referéndum sobre la bondad y oportunidad de la medida propuesta por el gobierno y pactada con el mayor partido de la oposición. La tuvimos varios, confiados en que gran parte de la ciudadanía exigiría que una medida de tal envergadura hubiera un referéndum.
En una semana ha recogido más de 125.000 apoyos, ¿esperaba este éxito?
No me extrañó. En realidad, creo que si tuviéramos mayor acceso a los medios, la mayoría de la ciudadanía firmaría la petición para que las Cortes permitieran el referéndum. En realidad, la oposición de los promotores a la consulta popular se debe al temor de que no sería aprobado por la ciudadanía. El caso islandés asustó mucho al ‘establishment’ neoliberal de la Unión Europea, y de ahí que se opongan por todos los medios pasar la propuesta por las urnas.
¿Qué le parece que la Constitución se pueda reformar por vía de urgencia sin contar con los ciudadanos?
Me parece enormemente negativo. Está deslegitimando la democracia. Ninguno de los partidos que han pactado tal propuesta tenía en su programa electoral tal intervención pública, que afectará muy negativamente al Estado del Bienestar español. No puede ser que una resolución de esta naturaleza pueda aprobarse por las Cortes sin consultarse con la población española. Aceptar esta situación es contribuir a la deslegitimación de la democracia. Las Cortes Españolas están tomando demasiadas decisiones que no cuentan con el apoyo popular. De ahí que la población española considere a la clase política dominante el tercer problema que tiene España. La generación de mis padres, que perdió la guerra en su defensa por la democracia, y mi generación, que luchó muchísimo durante la dictadura para recuperar la democracia, debe ser continuada por las nuevas generaciones, que exijan un mayor desarrollo de la muy limitada democracia española. La democracia no es sólo votar cada cuatro años. Tiene que haber formas de participación directa en la democracia, incluyendo referéndums vinculantes, no sólo a nivel central, sino también a nivel autonómico y local. Aquellos políticos de las Cortes Españolas que voten en contra de la posibilidad de referéndum estarán empobreciendo enormemente la muy insuficiente democracia española. Aquellos que voten a favor la estarán enriqueciendo.
¿Ha recibido la llamada de algún político en relación con su iniciativa?
No. Ningún político me ha llamado. Pero no es a mí a quien tienen que llamar o escuchar, sino a los miles y miles de españoles que están exigiéndoles que voten a favor de la existencia de un referéndum. La población está hablando y ello a pesar de las dificultades que las fuerzas auténticamente democráticas están teniendo para transmitir su exigencia de mayor democracia. Hoy el ‘establishment’ español está en contra del referéndum por una característica que siempre ha tenido: temer a la población. La enorme influencia de las fuerzas conservadoras durante la transición ‘inmodélica’ explica lo enormemente conservadora que es la cultura política y mediática del país. Para darse cuenta uno de ello, basta entender que la propuesta que se aprobó este martes en las Cortes Españolas es semejante a la propuesta que ha hecho el Partido Republicano de EE.UU, controlado por la ultraderecha Tea Party. También quieren introducir en la Constitución estadounidense un equilibrio presupuestario, que es la manera técnica de decir que se reduzca el Estado del Bienestar.
¿Por qué cree que el PSOE se lanza a esta aventura antes de las elecciones?
Porque el presidente Zapatero y su equipo económico están imbuidos de la doctrina neoliberal que está dictando la manera de responder a la crisis y creen erróneamente que esta medida tranquilizará a los mercados. El mayor problema que tiene España es el desempleo y el escaso crecimiento económico, y las medidas que el presidente Zapatero ha tomado, que cuentan con el apoyo del Partido Popular, empeorarán esta situación. Esta observación aplica también a las modificaciones hechas a tales medidas por el candidato socialista, el señor Rubalcaba. Es totalmente erróneo fijarse como objetivo de política fiscal el alcanzar el 0,4% del PIB como déficit permisible para España.
Si finalmente la modificación se aprueba, ¿qué consecuencias tendrá para el Estado del Bienestar?
Tendrá un efecto muy negativo. Establecer un límite de gasto público condena a España a estar a la cola del gasto público social de la UE-15, tal como estamos ahora. Además de debilitar en gran medida el Estado del Bienestar español, elimina una herramienta del Estado para estimular la economía que requiere un crecimiento muy notable del gasto público. Nunca antes un país ha salido de una gran recesión o depresión sin un aumento muy notable del gasto público. Es un suicidio económico que un país que no tiene política monetaria (es decir, que no tiene moneda propia) se le quite también la política fiscal. Tanto Joseph Stiglitz como Paul Krugman han indicado que las políticas de austeridad nos están llevando a una gran recesión. Y la experiencia de Grecia, Irlanda, Portugal y España así lo muestra.
¿Crees que la presión popular tendrá algún efecto?
Tengo gran confianza en las clases populares y en sus movimientos sociales, desde el movimiento 15-M, a los sindicatos. Los cambios progresistas que han ocurrido en España, siempre han sido en respuesta a las movilizaciones populares. No hay que olvidar que, aun cuando el dictador murió en la cama, la dictadura murió en la calle. Hoy se requiere una segunda transición de una democracia incompleta e insuficiente a una democracia más completa y que se base en una mayor participación de la ciudadanía en el diseño de las políticas que afectan su bienestar. Hoy se ve en todos los países que la demanda por auténtica democracia es una demanda que está creando enormes resistencias.
¿Acudirá usted a manifestaciones contra la medida, como la que proponen los sindicatos?
Naturalmente. Es muy importante que existan movilizaciones que expresen la indignación y el enfado frente a las políticas que se están desarrollando, tanto a nivel de la UE como en España. He escrito extensamente señalando que la justificación de políticas reaccionarias, presentándolas como resultado de la presión de los mercados, es una excusa para realizar lo que las fuerzas conservadoras han deseado desde muchos, muchos años: la reducción y privatización del Estado del Bienestar, la desregulación de los mercados de trabajo, la reducción de los salarios, y otras medidas que siempre han sido propuestas por las derechas.
¿Y qué le parece que sea el PSOE quien las lleve a cabo?
Es un error del gobierno socialista, que contribuyó en gran manera al desarrollo del escaso Estado del Bienestar español, haya aceptado muchas de estas medidas, haciendo suyo el argumento de que los mercados así lo exigen. Este argumento traduce una visión determinista que no permite espacio para políticas alternativas. Pero estas políticas alternativas existen. Miren por ejemplo las últimas propuestas de la socialdemocracia danesa de aumento del gasto público como medida de estímulo de la economía. Y comienzan a haber cambios dentro de las izquierdas, viendo que hay alternativas posibles. Lo mismo está ocurriendo en Alemania, con el resurgir de una nueva izquierda. Sería de desear que en España hubiera también un resurgimiento de las propuestas tradicionales de las izquierdas, incluyendo las políticas redistributivas y expansión de los derechos sociales y laborales.
¿Por qué se decidió a crear esta propuesta?
La idea surgió de la necesidad de que se hiciera un referéndum sobre la bondad y oportunidad de la medida propuesta por el gobierno y pactada con el mayor partido de la oposición. La tuvimos varios, confiados en que gran parte de la ciudadanía exigiría que una medida de tal envergadura hubiera un referéndum.
En una semana ha recogido más de 125.000 apoyos, ¿esperaba este éxito?
No me extrañó. En realidad, creo que si tuviéramos mayor acceso a los medios, la mayoría de la ciudadanía firmaría la petición para que las Cortes permitieran el referéndum. En realidad, la oposición de los promotores a la consulta popular se debe al temor de que no sería aprobado por la ciudadanía. El caso islandés asustó mucho al ‘establishment’ neoliberal de la Unión Europea, y de ahí que se opongan por todos los medios pasar la propuesta por las urnas.
¿Qué le parece que la Constitución se pueda reformar por vía de urgencia sin contar con los ciudadanos?
Me parece enormemente negativo. Está deslegitimando la democracia. Ninguno de los partidos que han pactado tal propuesta tenía en su programa electoral tal intervención pública, que afectará muy negativamente al Estado del Bienestar español. No puede ser que una resolución de esta naturaleza pueda aprobarse por las Cortes sin consultarse con la población española. Aceptar esta situación es contribuir a la deslegitimación de la democracia. Las Cortes Españolas están tomando demasiadas decisiones que no cuentan con el apoyo popular. De ahí que la población española considere a la clase política dominante el tercer problema que tiene España. La generación de mis padres, que perdió la guerra en su defensa por la democracia, y mi generación, que luchó muchísimo durante la dictadura para recuperar la democracia, debe ser continuada por las nuevas generaciones, que exijan un mayor desarrollo de la muy limitada democracia española. La democracia no es sólo votar cada cuatro años. Tiene que haber formas de participación directa en la democracia, incluyendo referéndums vinculantes, no sólo a nivel central, sino también a nivel autonómico y local. Aquellos políticos de las Cortes Españolas que voten en contra de la posibilidad de referéndum estarán empobreciendo enormemente la muy insuficiente democracia española. Aquellos que voten a favor la estarán enriqueciendo.
¿Ha recibido la llamada de algún político en relación con su iniciativa?
No. Ningún político me ha llamado. Pero no es a mí a quien tienen que llamar o escuchar, sino a los miles y miles de españoles que están exigiéndoles que voten a favor de la existencia de un referéndum. La población está hablando y ello a pesar de las dificultades que las fuerzas auténticamente democráticas están teniendo para transmitir su exigencia de mayor democracia. Hoy el ‘establishment’ español está en contra del referéndum por una característica que siempre ha tenido: temer a la población. La enorme influencia de las fuerzas conservadoras durante la transición ‘inmodélica’ explica lo enormemente conservadora que es la cultura política y mediática del país. Para darse cuenta uno de ello, basta entender que la propuesta que se aprobó este martes en las Cortes Españolas es semejante a la propuesta que ha hecho el Partido Republicano de EE.UU, controlado por la ultraderecha Tea Party. También quieren introducir en la Constitución estadounidense un equilibrio presupuestario, que es la manera técnica de decir que se reduzca el Estado del Bienestar.
¿Por qué cree que el PSOE se lanza a esta aventura antes de las elecciones?
Porque el presidente Zapatero y su equipo económico están imbuidos de la doctrina neoliberal que está dictando la manera de responder a la crisis y creen erróneamente que esta medida tranquilizará a los mercados. El mayor problema que tiene España es el desempleo y el escaso crecimiento económico, y las medidas que el presidente Zapatero ha tomado, que cuentan con el apoyo del Partido Popular, empeorarán esta situación. Esta observación aplica también a las modificaciones hechas a tales medidas por el candidato socialista, el señor Rubalcaba. Es totalmente erróneo fijarse como objetivo de política fiscal el alcanzar el 0,4% del PIB como déficit permisible para España.
Si finalmente la modificación se aprueba, ¿qué consecuencias tendrá para el Estado del Bienestar?
Tendrá un efecto muy negativo. Establecer un límite de gasto público condena a España a estar a la cola del gasto público social de la UE-15, tal como estamos ahora. Además de debilitar en gran medida el Estado del Bienestar español, elimina una herramienta del Estado para estimular la economía que requiere un crecimiento muy notable del gasto público. Nunca antes un país ha salido de una gran recesión o depresión sin un aumento muy notable del gasto público. Es un suicidio económico que un país que no tiene política monetaria (es decir, que no tiene moneda propia) se le quite también la política fiscal. Tanto Joseph Stiglitz como Paul Krugman han indicado que las políticas de austeridad nos están llevando a una gran recesión. Y la experiencia de Grecia, Irlanda, Portugal y España así lo muestra.
¿Crees que la presión popular tendrá algún efecto?
Tengo gran confianza en las clases populares y en sus movimientos sociales, desde el movimiento 15-M, a los sindicatos. Los cambios progresistas que han ocurrido en España, siempre han sido en respuesta a las movilizaciones populares. No hay que olvidar que, aun cuando el dictador murió en la cama, la dictadura murió en la calle. Hoy se requiere una segunda transición de una democracia incompleta e insuficiente a una democracia más completa y que se base en una mayor participación de la ciudadanía en el diseño de las políticas que afectan su bienestar. Hoy se ve en todos los países que la demanda por auténtica democracia es una demanda que está creando enormes resistencias.
¿Acudirá usted a manifestaciones contra la medida, como la que proponen los sindicatos?
Naturalmente. Es muy importante que existan movilizaciones que expresen la indignación y el enfado frente a las políticas que se están desarrollando, tanto a nivel de la UE como en España. He escrito extensamente señalando que la justificación de políticas reaccionarias, presentándolas como resultado de la presión de los mercados, es una excusa para realizar lo que las fuerzas conservadoras han deseado desde muchos, muchos años: la reducción y privatización del Estado del Bienestar, la desregulación de los mercados de trabajo, la reducción de los salarios, y otras medidas que siempre han sido propuestas por las derechas.
¿Y qué le parece que sea el PSOE quien las lleve a cabo?
Es un error del gobierno socialista, que contribuyó en gran manera al desarrollo del escaso Estado del Bienestar español, haya aceptado muchas de estas medidas, haciendo suyo el argumento de que los mercados así lo exigen. Este argumento traduce una visión determinista que no permite espacio para políticas alternativas. Pero estas políticas alternativas existen. Miren por ejemplo las últimas propuestas de la socialdemocracia danesa de aumento del gasto público como medida de estímulo de la economía. Y comienzan a haber cambios dentro de las izquierdas, viendo que hay alternativas posibles. Lo mismo está ocurriendo en Alemania, con el resurgir de una nueva izquierda. Sería de desear que en España hubiera también un resurgimiento de las propuestas tradicionales de las izquierdas, incluyendo las políticas redistributivas y expansión de los derechos sociales y laborales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario