Sonrisas de Bombay

lunes, 26 de septiembre de 2011

Los políticos se pasan de listos: solo les interesa el poder

Rubalcaba y su contradicción

El 'candidato Alfredo' y su equipo se han marcado un objetivo primordial: refundar la izquierda y, con ello, recuperar la ilusión de su electorado. Difícil empresa tras la última debacle electoral del 22 de mayo y, más aún, con los acontecimientos vividos posteriormente. Para empezar, con la elección a dedo de un candidato que cerró las puertas a unas primarias con una falta de transparencia extraordinaria. Entonces, aquello no fue más que el preludio de lo que vendría después.

Si recientemente el 'candidato Alfredo' anunciaba en su cuenta de Twitter que en el PSOE la rivalidad era cada vez más creciente por querer entrar en las listas -eso sí, mientras los que ya están van cayéndose uno a uno, como Salgado, Bono, Gabilondo, Sinde...-, hace unos pocos días se hacía público el descontento que se vive en Zamora por la imposición de Camacho como primero de lista. Descontento legítimo, qué duda cabe, pues la lógica lleva a pensar que no hay mejor primero de lista que quien está a pie de calle todo el año en la provincia y no quien prácticamente no conoce la región.

Pero lo que más choca del planteamiento de Rubalcaba y parece respaldar a quienes le identifican con el regreso del 'felipismo' es su censura,
el techo que impone a los más jóvenes del PSOE, privándoles de acceder a los puestos superiores de las listas. Este desprecio por el relevo generacional es tan patente que las propias Juventudes Socialistas han remitido una carta al 'candidato Alfredo' solicitando más cancha.

Puestos a querer refundar el PSOE, ¿no sería buena idea apoyarse para ello en jóvenes con ideas frescas, con vocación política y, sobre todo, sin los vicios adquiridos -que se adquieren, creánme- tras el paso de años y años por las instituciones públicas que aseguran pensiones sin apenas cotizar? El 'candidato Alfredo' está realizando anuncios con claros tintes de 15M, haciendo continuos guiños a los más jóvenes pero, sin embargo, sin apoyarse en ellos.


En suma, política para jóvenes sin los jóvenes. Y así, no se refunda nada.

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