Sonrisas de Bombay

viernes, 19 de agosto de 2011

Así fue mi #17A

http://esodelaeso.blogspot.com/2011/08/asi-fue-mi-17a.html 

Sabía que, esta mañana, la prensa nos sorprendería con análisis sectarios y radicalizados. Sabía que las redes sociales arderían en llamas y en odio. Sabía que lo que pasó ayer sería contado incluso por quienes no estuvieron allí y, sin embargo, creen que conocen lo que sucedió. Es curioso, porque yo, que formé parte de esa manifestación laica, solo tengo constancia -real y autobiográfica- de una parte de lo acontecido. Una visión -la mía, la de lo que pude ver- que no me permite completar el mosaico.

Por eso, y aunque en un principio no quería hacerlo -estoy cansado de ver tanto odio, tanta falta de respeto, tanto ataque radicalizado y tan pocas ganas de escuchar-, al final he pensado que quizá no esté de más que cuente mi versión. Insisto: mi versión, aun a riesgo de que esa versión no satisfaga a ninguno de los dos sectores, porque no creo que lo de ayer se pueda simplificar ni, mucho menos, generalizar. A cambio, un único favor: si alguno de los lectores de este blog, también estuvisteis allí, contad por favor qué otras cosas visteis o dejadnos el enlace donde poder leerlo.

Por lo demás, esta fue -narrada a modo de escueta y aséptica enumeración- mi experiencia:

Foto 1
- Llego a Tirso de Molina a las 19 h. Tal y como se ve en la fotografía 1, la plaza está llena de gentes de todas las edades. Pancartas, camisetas, lemas..., nada distinto a cualquier otra marcha de protesta.

- La manifestación tarda en arrancar. Debe empezar a las 19.30 h., pero seguimos detenidos en Tirso sin poder movernos.

- Tras más de un cuarto de hora, gracias a Twitter conecto con dos amigos que también están en la marcha. Al parecer, unos peregrinos norteamericanos se han arrodillado justo frente a la marcha en Jacinto Benavente. La policía interviene para pedirles que se retiren.

- Cansado de no avanzar, atajo con mis amigos y conseguimos llegar a Carretas. Ahora podemos ver, aunque muy de lejos, que lo que nos detiene es algo que está sucediendo en Sol.

- Avanzamos para esquivar, de paso, un incómodo artefacto de Leo Bassi que, pese a que me pueda gustar su labor como provocador y artista, me parece una presencia inoportuna (y oportunista) hoy y aquí. Su pancarta- performance además (en la que opone a Hessel con Ratzinger) no me representa para nada y, mucho menos, justifica por qué he venido.

- Nos damos -al fin- de bruces con el problema: la marcha no avanza porque en Sol hay una contramanifestación ilegal de peregrinos. Nadie se explica cómo es posible que la Delegación del Gobierno haya permitido que unos grupos de peregrinos -claramente organizados- se interpongan en el recorrido de la manifestación. Sol forma parte del recorrido oficial aprobado y acordado, así que debía haber sido protegido durante esas horas para evitar que sucediese lo que iba a ocurrir poco después.

- La policía forma un tímido -y desganado- cordón entre peregrinos y manifestantes, pero los ánimos se exaltan en una minoría de ambos grupos. La mayoría de la marcha no responde a la provocación y continúa andando una vez que conseguimos que los peregrinos nos dejen pasar hasta que llegamos a Alcalá y, de ahí, a Canalejasy la calle Cruz.

- En Alcalá, las lecheras de la policía cortan el paso y desvían a los manifestantes hacia Canalejas. Hay un momento de cierta confusión y la actitud policial es, en general, hosca desde el principio. En un momento, volvemos a estar todos parados y nadie parece saber por qué. Me acerco a preguntar a uno de los policías si sucede algo y obtengo como respuesta un hosco "No sé" a la vez que, dibujando un semicírculo en el aire con su porra, me invita a alejarme. Es cierto que el número de asistentes (elevadísimo) no pone fácil controlar la situación y pudo generar estrés policial, pero también se percibe que, desde el primer momento, los manifestantes estamos siendo vistos más como enemigos que como ciudadanos.

- En Sol, entretanto, además de los gritos de los peregrinos, un tipo desnudo simula sodomizar al pobre oso del madroño. Después, en Benavente, un peregrino borracho finge lo mismo con la estatua del barrendero que se encuentra allí. En ambos casos, se trata de dos sujetos aislados con idéntico e innecesario mal gusto que en nada representan a los grupos de los que forman parte, por mucho que el absurdo momento del oso haya aparecido hoy, convertido poco menos que en símbolo de la marcha, en casi todos los medios de derechas.

- La marcha avanza por la calle Cruz con normalidad (foto 2) , sigue hasta Benavente y después, a Tirso otra vez. Nos detenemos un rato en Benavente porque esperamos a una amiga que llega de su casa justo en ese momento.

Foto 2
- Mi amiga, que acaba de bajarse en Sol, llega perpleja a Benavente. Al salir del metro ha sido abucheada y le han coreado "Esa mochila la he pagado yo". Ella, sorprendida y con buen tono, se ha limitado a contestar que no, que el bolso es suyo y, los manifestantes, al darse cuenta de su error, se callan. Los que gritan son, de nuevo, una minoría, pero su presencia allí y su increpación a los peregrinos me parece tan poco defendible como la provocación de los peregrinos a quienes íbamos en la marcha.

- Abandonamos Tirso y, de nuevo vía Twitter, nos enteramos de que un par de amigos míos están atrapados en la ratonera de Sol. Iban rezagados y, de repente, ven cómo cortan las salidas y amenaza una inminente carga policial. Uno de ellos es rápido de reflejos y, gracias a ello, los dos consiguen esquivar el cordón antes de que comience la carga.

No vi más. El resto lo he conocido -tristemente- por los vídeos, fotografías y comentarios que han llenado la red. Por mi parte, solo tengo algunas certezas. No, no es gran cosa, pero es lo único que, después de lo vivido, puedo afirmar sin caer en exageraciones:

1. Pésima labor de la Delegación de Gobierno. No desalojar la plaza y permitir esa contramanifestación ilegal -siempre la minoría exaltada dispuesta a enfangarlo todo- fue el origen del problema. La marcha laica habría circulado con normalidad si se hubiese asegurado, desde el Gobierno, que eso fuese posible. Además, el silencio de la Delegada, la nula autocrítica posterior y la segunda carga policial de hoy, me decepcionan profundamente.

2. Impresentable -pura provocación- la existencia de esa contramanifestación ilegal JMJ contra la marcha laica.

3. La actitud hostil no fue, ni mucho menos, mayoritaria. Hubo peregrinos que nos insultaron, incluso que agredieron, pero no son la mayoría de la gente de las JMJ (me niego a creerlo). Y también hubo manifestantes que increparon e insultaron (pero tampoco eran más que una minoría de los 15000 que asistimos). Hoy, los medios obvian estos detalles y se lanzan a generalizar, especialmente El Mundo, cuya cobertura y portada- es indigna de un periódico así: no representa, en nada, lo que se vivió en esa marcha.

4. La carga policial fue innecesaria, violenta y lamentable. No tengo más que decir al respecto, porque las imágenes que hemos visto, los relatos en primera persona que vamos leyendo -y los testimonios de los amigos que allí se quedaron, atrapados en Sol sin saber muy bien por qué- hablan por sí solos.

Hubo peregrinos que rompieron banderas gays, manifestantes que gritaron e increparon a gente que pasaba con sus mochilas, peregrinos que se encaraban con manifestantes, manifestantes que se encaraban con peregrinos... Los hubo, sí, pero el porcentaje era mínimo. La mayoría de los peregrinos no estaba en esa antimarcha y la mayoría de los manifestantes no insultamos a nadie (foto 4). Nos limitamos a pedir una España laica en la que podamos convivir sin dogmatismos, sin radicalismos, sin imposiciones, donde cada cual crea lo que le parezca sin que eso tenga que ser financiado por todos los demás, pero sin insultar esa fe ni esa visión del mundo y pidiendo que, a cambio, tampoco se nos insulte a quienes pensamos, vivimos o sentimos de otra manera. Pero estos días parece que preferimos la polarización a la convivencia y el insulto (basta ver algunos comentarios dejados por "anónimos" diversos en mi último post) al debate y la confrontación verbal serena, razonada, argumentada.

Por eso ahora, si alguien quiere aportar en la sección de Comentarios de este blog lo que vio y vivió me encantará escucharlo. Pero, si lo hace, que intente ser justo con los hechos y, sobre todo, que los relate sin emplear insultos para descalificar a nadie. No es preciso. Los hechos que cometen algunos ya son suficiente descalificación por sí mismos.

Por mi parte, nada más. Solo un sentimiento de tristeza ante un país que, esta semana, no me parecía del siglo XXI, sino del más oscuro Medievo. Un país donde echo de menos más palabras y menos odio. Más ideas y menos violencia.

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