Relatos y reflexiones  recogidas de amigxs, listas de correos y redes sociales sobre/a partir  de lo que pasó el cuatro de agosto por la noche en Madrid.  
   La Zona, por @numeroteca
 Quiero escribirme esto  para poder recordarlo. Hace tres días empezó todo. Comenzó como si nada,  con unas maniobras policiales que evacuaron urgentemente la plaza el  martes por la tarde. Me llamó Manu para que nos acercáramos a mirar. Una  vez allí no pudimos entrar a ver lo que pasaba, pero nos temimos lo  peor. Nueve cordones policiales impedían el paso. Los metros y cercanías  no paraban en la estación. No le dimos mayor importancia, a pesar de no  entender nada, pero al día siguiente se volvió a repetir. En internet  lo empezaban a llamar “la Zona”.
 A las ocho de la tarde la  policía evacuó de nuevo la plaza y la mantuvo cerrada hasta la mañana  siguiente. Parecía que la Zona estaba vacía, pero Miguel y yo sabíamos  que algo tenía que estar pasando allí, especialmente por las noches. La  gente se congregaba en los accesos para mirar en su interior, pero los  cordones policiales estaban cada vez más lejos de la plaza, y entre  policías, furgonetas y vallas, apenas podía verse nada. Suerte que nos  encontramos con un tal Fredo que nos dejó subir a su casa en la calle  Montera para echar una ojeada. No veíamos especialmente bien, pero la  policía daba espalda al centro de la plaza, donde un vacío inquietante  era casi palpable. Cansados de mirar al vacío y del largo paseo que  habíamos dado por un Madrid veraniego, volví a casa en bici por las  calles desiertas. Todavía no me había recuperado del jet lag, las noches  se alargaban hasta el amanecer y yo sin pizca de sueño.
 Hoy la cosa ha ido a  peor. La Zona ha sido tomada por la policía desde las doce de la mañana.  Han desalojado bares y tiendas colindantes. La gente ha empezado a  preocuparse. Me he acercado de nuevo por allí, esta vez con Guille y  Andrea, para ver si veíamos algo. Los nueve accesos estaban más  blindados que nunca y la gente empezaba a formarse en torno a ellos  pidiendo entrar. Había algo de excitación en todo el mundo, pero nadie  sabía muy bien por qué. En algunos de los cordones policiales ha habido  forcejeos, en otros un diálogo con los policías, que negaban  abiertamente, como siempre, saber por qué estaban allí. He visto los  primeros carteles y protestas demandando la libre circulación en el  espacio público pero los antidisturbios no atiende a razones ¡lógico!
 De vuelta para casa, en  Velázquez con Goya me he encontrado con una reuniónde unas veinte  personasen plena calle que estaban hablando sobre el tema. Me he  acercado a preguntar tras oír algo sobre la Zona. Me han contado que ese  tipo de reunión no es ni la primera ni la más grande, que la gente se  ha estado reuniendo para tratar el asunto en grupos mucho más numerosos  en el resto de plazas colindantes. También me han dicho que ha habido  una carga policial en el Ministerio del Interior en Castellana, cuando  han ido a protestar sobre la falta de información de lo que estaba  pasando en la Zona. Han detenido a tres, uno de ellos un periodista (lo  acabo de leer por twitter) y hay varios heridos. No sé si será el jet  lag o que he estado muy absorto con la Zona, porque no me había enterado  de nada de eso en la calle. No tengo muy claro si a la gente le gusta  la Zona. Noto que las cosas han cambiado en esta ciudad desde que me fui  ¿será la Zona la causante de que la gente esté más unida y dialogante?.
 Mucho me temo que mañana  ya no se pueda entrar a ninguna hora del día. La Zona parece cada vez  más poderosa y cerrada, espero que la policía no haga ninguna tontería.  Acabo de leer en internet que Rouco se ha puesto manos a la obra (ejem…)  y ha llamado al Papa para que venga a exorcizar la Zona. Parece que  estamos en el siglo dieci… veinte. Twitter mientras está que arde con la  Zona… no le deseo a nadie que haya réplicas en su ciudad… aunque en el  fondo me gusta. Mañana espero llegar pronto.
 - Tuve que cerrar la  puerta del pasillo. Han tomado la parte del fondo. Dejó caer el tejido y  me miró con sus graves ojos cansados.
- ¿Estás seguro?
Asentí.
 - ¿Estás seguro?
Asentí.
La casa tomada (1951). Cortázar.
  Cuando giras a la izquierda y te encuentras con el norte, por Elisa G. McCausland 
 El pensamiento es la  primera forma de activismo. Los movimientos son valores e ideas. La  organización es crucial, pero tiene que realizarse en torno a algo  (George Lakoff). 
 Al movimiento le han  quitado un símbolo. A la ciudadanía le han negado la entrada al espacio  público. En asamblea se debate sobre dónde está Sol, si en la plaza o en  todos aquellos que apoyan el movimiento 15M. Hay otras plazas en  Madrid. Desde el pasado martes, día en el que se amaneció con la noticia  del desmantelamiento del punto de información, la policía ha sellado  las distintas entradas a la Puerta del Sol. La reacción ha sido tomar  Madrid, su espacio público, y caminar todas sus glorietas y plazas.  Marchas espontáneas que han recorrido Madrid estos dos últimos días,  desde el Kilómetro 0, pasando por Gran vía, Cibeles, Atocha o  Embajadores, dependiendo del itinerario; pero siempre hacia el sur de la  ciudad. Hasta ayer.
 - Tercer día desde el  desmantelamiento del punto de información y el sellado de la plaza. Nudo  en la calle Carretas. Nudo en la calle Preciados. Divididos en dos  entradas a la Puerta del Sol, fuertemente vigiladas, los allí reunidos  debaten. Después de hablar, de resistir, de gritar consignas, el grupo  de Carretas decide ir a Callao. Rodean la Puerta del Sol, llegan a  Preciados, donde se les suman los compañeros y compañeras, y parten  calle arriba dirección Callao. Se toma la Gran Vía, rumbo a Cibeles. Son  cerca de las diez de la noche y la calle se llena de gente.
 -La marcha transcurre tranquila. En Cibeles, y a la espera de un segundo grupo que se acerca desde Gran vía, se improvisa una sentada.  La policía ha cortado el tráfico en la glorieta. Se puede ver, a lo  lejos, que otro coche de la policía municipal cierra el tráfico  proveniente de Colón. A la vera del Ministerio de Defensa, el Banco de  España, el Ayuntamiento de Madrid y la Casa de América, la cabecera  decide girar a la izquierda.
 -Unos tres mil paseantes  caminan por el Paseo de Recoletos. Tras un parón en la Plaza de Colón,  la marcha parece seguir Castellana arriba, pero ralentiza el paso y para  delante del Ministerio del Interior. Hasta este momento, tan solo  acompañan a los manifestantes los coches de policía que se encargan de  ir cerrando el tráfico. Sin embargo, transcurridos unos pocos minutos  desde el parón frente al Ministerio, las furgonetas de los  antidisturbios comienzan a llegar, cerrando el paso desde Colón
 Los antidisturbios, tal y  como hicieran el miércoles durante la marcha que se detuviera frente a  la Empresa Municipal de la Vivienda, en Palos de la Frontera, se  distribuyen a lo largo de la fachada del Ministerio, formando un cordón  policial. La tensión se palpa en el ambiente. Por la calle Alcalá  Galiano, lateral del Ministerio, llegan más furgonetas de la policía. Un  amago de carga provoca que algunos corran dirección Serrano. La mayoría  resiste hasta que, de repente, sin provocación aparente, los  antidisturbios, armados con cascos, escudos y porras, cargan contra los  manifestantes. Una turba de gente corre hacia el otro lado de la  Castellana. El dispositivo avanza en formación. Aquellos que no han  reaccionado a tiempo, junto con los que piden tranquilidad o gritan  “¡Vergüenza!” reciben el grueso de la carga. Dos antidisturbios se  ensañan con una joven atenazada por el miedo. Un grupo de cuatro apalea a  un hombre de avanzada edad, a la vez que el grueso del dispositivo se  despliega y empuja, a golpe de porra, a la masa de manifestantes hacia  el norte de la Castellana.
 En la retaguardia,  algunos cuidan de los heridos. Se espera a la ambulancia, que tarda en  aparecer. El hombre de avanzada edad yace conmocionado en los brazos de  un compañero que no entiende por qué no llega la ayuda médica. La  tensión se ha traducido en un espectáculo dantesco. Al otro lado de la  calle, los clientes de una de las terrazas del paseo observan desde sus  mesas. Tras la maniobra de acorralamiento, cerca de setenta  antidisturbios vuelven hacia Colón. Algunos de ellos, unos veinte, se  acercan hasta donde está el herido y los compañeros que le acompañan. A  empujones, sacan a la gente de la calzada. El tono se eleva. Uno de  ellos le arranca de las manos a una ciclista su bicicleta y la tira al  suelo. Los presentes, ante la actitud violenta de algunos policías,  piden tranquilidad. Algunos manifestantes, que se habían sentado en la  terraza, son expulsados a empujones por los antidisturbios. Llega la ambulancia que, finalmente, puede atender al herido y a otros golpeados.  Insultos sin sentido, soberbia tras el casco y cierta frustración. El  tráfico se restaura en la Castellana. Los antidisturbios se repliegan,  concentrándose en el paso de peatón frente al Hard Rock. Los apaleados  enseñan su identificación. El norte vuelve a estar en orden.
  Agosto caliente, por Adriana Fernández-Matinot
 Agosto caliente, como  pocos… Siento miedo, va a ser difícil, mantener la línea que hasta ahora  ha llevado el 15-M de no posicionarse políticamente ni ideológicamente  con respecto a lo que hay en el panorama actual. Con provocaciones como  esta se va a crear un enfrentamiento 15M- PP/Iglesia que va a cerrar  mucho la amplitud que abarca el 15-M y que no se puede reducir ni  simplificar en un enfrentamiento retrógrado al PP.
 Espero que podamos  articular esa conciencia colectiva que hasta ahora ha funcionado tan  bien, ante este reto que se nos presenta para sobrevolar la ridícula  situación, y demostrar que vamos más allá, mucho más allá… que nuestro  camino no termina en una guerra civil, que no queremos entrar al trapo  del PP ni de la Iglesia, que en ningún momento son ellos sólos nuestro  objetivo. Qué presuntuosos son para pensar que representan el contrario  al 15M.
 Que se den por aludidos lo entiendo, pero no son el tema de los debates y de las propuestas de las asambleas.
 ¿Una manifestación para  apoyara a los comerciantes? pero ¿no son las manifestaciones las que  están perjudicando a los comerciantes?
 ¿Detener a todo el que  quiera reunirse en Sol o en cualquier otro sitio? ¿A todos los  indignados? En las cárceles no cabemos y entonces… ¿Campos de  concentración?
 Ahora mismo están  emitiendo un programa en la radio pública: Radio 3 el programa Carne  Cruda, desde el Teatro Mira de Pozuelo (no Vallekas) en el que con el  Grupo Barricada presentando su disco libro “La tierra sorda”, están  desenterrando la memoria histórica.
 A lo mejor es inevitable que reaparezcan fantasmas de las dos Españas queriendo encarnarse en nosotros, pero no quisiera.
 Desde luego toca  reafirmarnos en nuestra línea pacífica, incluyente, respetuosa y lenta  pero segura de hacer las cosas. Toca estar alerta ante posibles líderes y  héroes que quieran pasar de representar a guiar el 15M. Y toca  cuidarnos mucho todas las personas que formamos el movimiento. Apoyar y  estar.
   No construir un enemigo, sino un mundo mejor, por C.
 Hola,
 Después de las cargas policiales de ayer,  me surge la necesidad que ya sentí en la asamblea de Jacinto Benavente,  donde sin embargo no intervine, porque no me sentía parte de esa  asamblea, no sentía que perteneciese a ella, era un espacio que me  dejaba al margen, me excluía, aun venciendo esa sensación intenté  participar pero los turnos de palabra se habían cerrado y desde  moderación me recomendaron no hacerlo, porque lo que quería plantear no  iba a ser bien recibido dados los ánimos que se respiraban, es decir,  una asamblea se había convertido en excluyente.
 Desde hace unos días, se vuelve a hablar  en varios foros, asambleas, listas, del tema de la violencia y  no-violencia, algunos cuestionan que el movimiento 15m no debiera ser  no-violento, otros que es una de sus esencias. En la asamblea del lunes,  donde se trataba el tema de manera monotemática, el sentido comun  dejaba claro y sin lugar a dudas que este movimiento es no-violento, que  no significa evitar el conflicto, que no significa no ser radical,  significa canalizar la rabia, la agresividad, nuestra violencia personal  a través de la no-violencia, muchas otras ideas circularon pero la gran  mayoria ponían en primer plano la no-violencia como algo definitorio  del movimiento 15m.
 Sin embargo, en asambleas posteriores  tras el desalojo de Sol, se insiste en hablar de violencia, definir los  límites de qué es y que no es violencia conlleva una complejidad grande,  pues muchas veces no es la acción en sí la que determina la violencia,  sino el cómo se hace, en qué términos, en qué momento, quien.
 Para mi entrar en ese debate, es un error  y creo que lo que debemos pensar es cómo ser no-violentos, aprender a  ser no violentos en distintos momentos de tensión, porque esos van a  estar, igual que ayer volverán a surgir, pero la no-violencia nos define  y tenemos que ver cómo la ponemos en práctica.
 Y no haber pensado en esos términos, sino  en la acción-reacción a la represión policial, en los términos de  siempre, es decir, gritos de policía asesina, tirarle/moverle el  tricornio a un guardia civil, tirar una botella (aunque sea de plástica y  vacía), poner un cartel en el Ministerio del Interior, son actos que  sabemos que nos llevan a una espiral de violencia, que nunca justificará  la violencia policial posterior, pero sí podemos evitarlo, el 15m ha  abierto espacios para pensar en cómo evitarlo.
 Por eso, creo que nuestra “indignación”  no puede estar asociada a la represión policial, sino seguir asociándose  a lo que nos sacó a la calle, a sentirnos hartos de que nos traten como  mercancías en lugar de personas, de que los poderes financieros decidan  por encima de los gobiernos, el no querer ni partidos, ni banderas ni  organizaciones que con sus siglas impongan formas en las que no nos  reconocemos y no nos representan, querer una democracia directa para  tomar las decisiones que permitan que el destino del mundo lo decidamos  entre todos, tomar las plazas para abrirlas a las personas, ser  inclusivos, seguir creando inteligencia colectiva para pensar como crear  un mundo mejor para todos, seguir trabajando en comisiones, grupos de  trabajo, barrios, asambleas para ir construyendo ese mundo diferente con  el que soñamos.
 Pero todo esto, los últimos días está en  segundo plano, porque hemos puesto en primer plano la relación con la  policía, y esa importancia es falsa, es una maniobra distractiva de  nuestros objetivos, que son mucho más potentes, desconcertantes,  radicales, ante los cuales nadie sabe cómo reaccionar, es nuestra  fuerza, la fuerza de lo indefinido porque se define entre todos poco a  poco, porque vamos lejos y vamos juntos.
 Al igual que “retomar” Sol, no implica  centrar nuestros esfuerzos en entrar en un sitio físico determinado,  sino en recuperar la plaza pública, cualquier plaza, pues Sol es un  símbolo construido que implica respeto, inclusión, horizontalidad,  no-violencia, alegría de estar juntos, la plaza Sol es un espacio que se  abre a las personas que con otras quieran pensar en construir otro  mundo mejor, porque el 15m nos ha devuelto el soñar.
 Estas son algunas de las reflexiones que  me han surgido en estos días, porque no quiero hablar de la policía,  porque no quiero construir un enemigo, quiero construir un mundo mejor,  donde todos quepamos, con nuestras diferencias incluidas.
 Siento la extensión pero necesitaba compartirlo. Gracias.
  La insoportable alegría del cuerpo social, por Germán Cano
 Desde el momento en el  que la alegría del cuerpo social sale a la luz pública y deja de  ocultarse bajo la alfombra del orden de los lugares e identidades  asignadas es inevitable que se genere una atmósfera de tensión. En esos  momentos, la faceta reactiva corre a cargo casi siempre de ciertas  estructuras rígidas del poder. En realidad, no tarda mucho en llegarse a  una situación de catarsis generalizada. Ahora bien, qué expresiones tan  distintas de distensión se pueden observar en un lado y en otro:  mientras el cuerpo colectivo del 15-M en su mejor versión trata de  expresar en el espacio público aquello que, por buenos modales y decoro  social (visita del Papa), debería ocultarse en el campo de visión  comercial, ciertas instancias del poder, ofendidas por esa demanda  comunicativa de felicidad y solidaridad que normalmente busca  neutralizar, no pueden sino practicar el golpe en la mesa de la  imposición. Signo evidente de que comienza a sentir algún vacío, cierta  ansiedad.
 Un hombre de mediana edad  increpaba ayer por la tarde a los manifestantes de la calle del Carmen:  “¡En el fondo no sois más que vagos! ¡Si tuvierais que trabajar todos  los días no estaríais aquí!”. Muchas señoras que van de compras por  Preciados expresan lo mismo. Su tono es tan agitado y malencarado que  parece que la escena “toca hueso” en su existencia. Bajo esta manera de  entender el mundo, un dualismo básico: por un lado, el trabajo duro, la  “gente de orden”, la normalidad; por otro, la ociosidad irresponsable,  el perroflauta, la anarquía. ¿No se percibe en estas palabras la lógica  resentida que el 15-M está desencadenando simplemente con su exposición  pública? En una sociedad que presiona a los cuerpos hasta el extremo  hacia la individualización autista o consumista y la competencia  inmisericorde, todos aquellos encerrados en sus continuas servidumbres  voluntarias, condenados a tragar sapos para adaptarse a una sociedad  cada vez más cruel y desigual, ¿no están más tentados a reaccionar con  violencia? La demanda de felicidad y justicia tiene que ofender a quien  está ya muy acostumbrado a endurecerse y encallecerse, quien la ha  reprimido tanto tiempo en sí mismo que ya ni se acuerda de los placeres  de la carne compartida, por las dulzuras de la sociabilidad y las risas  en común. De ahí el “escándalo” de los hombres de orden ante el cuerpo  social en exhibición fuera de sus casas. “Si el 15 M lleva alguna razón”  –y esto es lo que intuye aún con más intensidad quien más se siente  escandalizado por esta provocadora visibilidad-, “yo tengo que aparecer  como un gilipollas”. “Como no quiero sentirme como un ser ridículo,  tengo que negar en el 15-M aquello que, por mi cuenta, tengo que negar  todos los días: que mi vida es una mierda y que no pocas tengo que  comérmela para ajustarme al corsé de lo que se me exige como ’normal’”.  ¿No hay un tipo de violencia contra el 15-M que es la violencia de  aquellos que tienen que autoviolentarse para adaptarse a este modelo, la  violencia que necesitan ejercer para mantener su integridad psicológica  y que no se desintegre del todo su mundo?
 ¿En esta airada reacción  del transeúnte ofendido en su íntimo ser por la despreocupada dicha de  los manifestantes no se esconde, aunque, en efecto, en menos grado y en  una dinámica distinta, la violencia exhibida en la saña de algunos  policías esta noche? Una saña que ha avergonzado a otros compañeros,  según se rumorea. Lo que realmente perturba y genera ansiedad en el tipo  “endurecido” en el poder no es la violencia directa del contrincante:  incluso espera ésta para autoafirmarse; lo que no puede soportar es que  su propia identidad quede en ridículo, que su pose viril sea objeto de  burla, que tenga que defender patéticamente una plaza vacía en un  contexto casi festivo. No hay cosa peor para el macho policial de turno  que le tiren avioncitos o que se le invite a “besar a sus compañeros”.  Nunca había sido tan importante la no violencia. Qué duro va a ser  mostrar fragilidad sin ser atacado. Qué difícil va a ser mostrar alegría  sin sufrir violencia.
 
 




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