Al Papa no le gustan los perroflautas
Nos encontramos en la recta final para la visita del Papa a Madrid y la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud católica (JMJ) que convertirá a Madrid en un albergue público, para malestar de los hosteleros que ven cómo su negocio se pierde con el regalo de las escuelas. Y Esperanza Aguierre quiere tenerlo todo a punto. Desde su Dirección General de Comercio ha puesto en marcha un programa aleccionador para que los comerciantes no se 'columpien'. Subraya las oportunidades de negocio que se abren con la semana de la JMJ católica -excepto para hoteles, hostales y pensiones, claro- y afirma rotundamente que "nuestro comercio tiene que estar preparado para recibir a los peregrinos ofreciéndoles sus servicios con la profesionalidad y calidad que le caracteriza".
Tiene gracia que Aguierre se vuelque tanto con una jornada destinada a la juventud cuando sus políticas han llevado a la eliminación del Consejo de la Juventud, está literalmente destrozando la enseñanza madrileña asfixiando a su profesorado y ha estrangulado económicamente a la ONGs volcadas con la prevención del SIDA, a pesar de que Madrid tiene el dudoso honor de tener la cuarta parte de los enfermos de España.
Pero todo tiene que estar listo para las juventudes católicas, esas a las que Rouco Varela anima a usar las JMJ a modo de agencia matrimonial, y por eso, si durante la campaña electoral del 22M no interesó desalojar a los acampados del 15M en Sol ahora, ya ganadas las elecciones, no hay contemplaciones. "Al Papa no le gustan los perroflautas", ha debido de pensar Aguirre y no sólo procedió a su desalojo hace un día sino que ha cercado Sol y cerrado a cal y canto las estanciones de metro. Los indignados ya tienen en marcha movilizaciones, no desfallecen al desaliento porque eso, precisamente, es lo que buscan desde los poderes públicos.
Habría que ir pensando en acudir a la misa inaugural de las JMJ católicas el próximo 16 de agosto en Cibeles y, sobre todo, darse una vuelta por Cuatro Vientos el domingo 21 para dejarle unos cuantos puntos claros a Ratzinger. Como buenos católicos, no deberían rechazar al 15M pues tan sólo son, como diría Rouco, "jóvenes con vidas rotas", que buscan respuestas.
Lo malo es que a algunos no les gustan las preguntas.
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